El primer gran atractivo es sentirse amado y valorado. Como seres humanos necesitamos
ser amados. Anhelamos el amor cálido, tranquilizador y nutritivo de alguien que nos
conoce bien y nos ama por lo que somos.
Las plantas necesitan agua, luz y nutrientes para poder florecer y convertirse en plantas
sanas. Nuestros cuerpos necesitan agua, luz y nutrientes para crecer hasta la edad adulta
con buena salud.
Igual nosotros como seres humanos, no solo necesitamos el alimento para el cuerpo,
también debemos de alimentar nuestro espíritu. Jesús en una ocasión proclamo que no
solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces al mirar hacia adentro y aprender a confiar en de que Dios esta no solo con
nosotros, sino que también esta en nosotros, podemos fortalecer nuestro propio sentido de
ser amados, nutridos y apoyados espiritualmente. Entonces podemos comenzar a
desarrollar la fe en nuestro Padre Celestial.
Hay otra consecuencia, aún más importante, por el cual perseguir el crecimiento
espiritual: tener el poder de amar a los demás. Ser amados por nuestro Padre Celestial nos
hace capaces de amar... y luego amar aún más.
Una vez que amamos a los que nos rodean desinteresada y generosamente, hay una
asombrosa expansión de amor que fluye hacia nosotros, a través de nosotros y hacia los
que nos rodean.
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